CONQUISTA ESPAÑOLA DE AMÉRICA
En la primera mitad del siglo XVI se desarrolló una nueva
etapa en el proceso de penetración española en América: la Conquista de las
tierras continentales.
Esta fase significó un cambio en las concepciones
coloniales de la Corona española, que vio la posibilidad de extender su poderío
territorial sobre la "tierra de nadie" que representaba América.
El proceso de incorporación de los nuevos territorios a la Corona española suponía la instauración de un nuevo tipo de conquista. Un sistema distinto al basado en el intercambio comercial y enfocado a la directa explotación de la mano de obra nativa para labores mineras y agrícolas, y al saqueo de las riquezas de los imperios indígenas.
La Conquista, cuyos puntos de partida fueron las islas de Juana (Cuba) y La Española (República Dominicana), se desarrolló con una rapidez extraordinaria. En 1521, Hernán Cortés logra conquistar el imperio azteca. En 1531, Francisco Pizarro comienza la conquista del imperio inca. Esta ayudó a Diego de Almagro, socio de Pizarro, a iniciar una expedición que lograría descubrir en 1536 lo que se conocería como Chile.
Características de un conquistador
Hombres inquietos, rápidamente comprendieron que el Nuevo Mundo les proporcionaba la oportunidad de mejorar su situación, sin las trabas y prejuicios sociales que los aplastaban en España.
La condición social de los conquistadores españoles era,
fundamentalmente, de villanos (vecinos comunes del vecindario de un pueblo, a
excepción de quienes pertenecían a la nobleza, al clero o al estamento militar)
y unos pocos hidalgos (personas que por su sangre son de una clase noble y
distinguida). Los simples hidalgos, desprovistos de fortuna y en una condición
social desmedrada, se convirtieron en un sector propicio para cualquier empresa
o aventura que prometiera buenas recompensas. Su afán era alcanzar la categoría
de grandes señores, poseedores de tierras y vasallos que trabajaran por ello.
Como en España no se les presentaba ninguna posibilidad de realizar sus
ambiciones, América les daba la oportunidad que soñaban.
El porcentaje de villanos que pasó por América se calcula que sobrepasó el cincuenta por ciento. Hombres inquietos, rápidamente comprendieron que el Nuevo Mundo les proporcionaba la oportunidad de mejorar su situación, sin las trabas y prejuicios sociales que los aplastaban en España.
En su gran mayoria, los españoles que vinieron a América provenian de las regiones de Castilla y Extremadura.
Las empresas de conquista no eran finaciadas por el rey, salvo la de Colón, se trato de empresas particulares, que firmaban un contrato con el rey llamado capitulación; el que establecia la primacioa de la autoridad real en los territorios conquistados así como indicaba los beneficios para el conquistador.
El porcentaje de villanos que pasó por América se calcula que sobrepasó el cincuenta por ciento. Hombres inquietos, rápidamente comprendieron que el Nuevo Mundo les proporcionaba la oportunidad de mejorar su situación, sin las trabas y prejuicios sociales que los aplastaban en España.
En su gran mayoria, los españoles que vinieron a América provenian de las regiones de Castilla y Extremadura.
Las empresas de conquista no eran finaciadas por el rey, salvo la de Colón, se trato de empresas particulares, que firmaban un contrato con el rey llamado capitulación; el que establecia la primacioa de la autoridad real en los territorios conquistados así como indicaba los beneficios para el conquistador.
DESCUBRIMIENTO DE CHILE
El conquistador
español Diego de Almagro es usualmente acreditado como el “descubridor de
Chile”.
El descubrimiento
de Chile es el período histórico que se inició con la llegada de los españoles
a tierras chilenas, específicamente la expedición de Hernando de Magallanes en
1520, luego continúa con la de Diego de Almagro en 1536, y concluye con la
llegada de Pedro de Valdivia en 1541, quien inicia el período de la Conquista.
Expedición de Hernando de Magallanes
En su intento por
llegar a las Indias, Hernando de Magallanes, descubrió para España las costas
de la Patagonia y de la Tierra del Fuego, y también navegó las aguas del
estrecho que luego recibiría su nombre: Magallanes.
En el invierno de
1520, los hombres bajo el mando de Magallanes tomaron contacto con los
tehuelches, que llamaron la atención de los españoles por su elevada estatura,
su vestimenta de piel de guanaco y su apariencia desgreñada. Fueron considerados
como gigantes y bautizados como patagones, supuestamente a causa de las enormes
huellas que dejaban sus pies forrados en pieles de guanaco. La región que
habitaban fue nombrada Patagonia.
En su paso por el
estrecho, divisaron muchas fogatas hacia el sur durante la noche, por lo que
dieron a esa zona el nombre de Tierra del Fuego.
Mientras algunas
naves de la expedición exploraban el brazo de mar que se abría hacia el sur,
Magallanes avanzó hacia el noroeste y tomó posesión de la tierra en nombre del
rey de España, en el puerto de las Sardinas, conocido hoy como Bahía Fortescue.
A su salida del estrecho, el océano no presentaba tempestades tan frecuentes,
por lo que Magallanes rebautizó el Mar del Sur de Balboa como océano Pacífico.
Magallanes y sus
hombres fueron los primeros europeos en llegar a lo que actualmente es Chile y
fue el que "abrió" las rutas marítimas entre el océano atlántico y el
océano pacifico.
Expedición de Diego de Almagro
Los Preparativos
Almagro inició los
preparativos de su expedición a Chile con buenos auspicios. Le llegaron
noticias de los incas de que la región al sur del Cuzco estaba poblada de oro,
que había incluso una ciudad de oro; “El Dorado”, por lo que juntó fácilmente
500 españoles para la expedición, muchos de los cuales lo habían acompañado al
Perú. Iban también en la expedición unos 100 esclavos negros y unos 1500
peruanos yanaconas para el transporte de las armas, ropas, víveres.
Las noticias que
les llegaban de Chile eran absolutamente falsas, pues los incas planeaban una
rebelión contra sus dominadores y deseaban que aquel grupo tan numeroso de
españoles se alejara de Perú, sabiendo que al sur solo encontrarían indígenas
hostiles.
Encomendó a Juan de
Saavedra que se adelantase con una columna de 100 soldados para que, a la
distancia de unas 130 leguas, fundase un pueblo y lo esperase con los alimentos
e indios de relevo que pudiera reunir en aquellas comarcas.
Por el camino del Inca
Almagro salió del
Cuzco el 3 de julio de 1535 con 50 hombres. Dejada atrás Moina, Almagro se
encaminó por el camino del Inca, con los 50 hombres de que consistía su
columna. Recorrieron el área occidental del lago Titicaca, cruzaron el río
Desaguadero y se encontró con Saavedra en un poblado llamado Paria, en que
logró reunir a 50 españoles más, que pertenecían al grupo del capitán Gabriel
de Rojas, y que decidieron abandonar a su jefe y dirigirse a Chile, se reunió
un total de 150 hombres. Permanecieron cerca del lago Augallas todo agosto, en
espera del derretimiento de las nieves de la cordillera de los Andes.
El cruce de los Andes
En su avance por la cordillera, los expedicionarios sufrieron muchas
penalidades, ya que caminaban agotados por el frío, el congelamiento de sus
manos y pies, y por la dificultad de un suelo lleno de guijarros pequeños, de
bordes afilados, que les destruían las suelas de los zapatos y las herraduras a
los caballos. El gélido clima de la cordillera mató a gran parte de los indios
yanaconas que empezaron a dejar en la ruta como un sendero de muerte, pues no tenían
la ropa adecuada y andaban a pie desnudo, y a varios los españoles, cuando se
quitaban las botas, se les caían los congelados dedos de los pies. La tradición
dice que fue por el hoy llamado Paso de San Francisco por donde Almagro realizó
su triste travesía.
Las penurias aumentaron al internarse por ese paisaje helado, inhóspito y
silencioso, llegando incluso a detener el avance por falta de ánimos. El
conquistador, preocupado por la suerte de sus hombres, encabezó junto a otros
veinte jinetes un grupo de avanzada, que atravesó la cordillera y después de
cabalgar tres días enteros, llegaron al valle de Copiapó (en ese entonces
Copayapu), recogiendo los víveres que le suministraron los indígenas que envió
de inmediato para socorro de sus hombres.
Reconocimiento del territorio
Por fin el resto de la columna llegó a Copayapu (Valle del Copiapó) con 240
españoles, 1500 yanaconas, 150 negros y 112 caballos, entre los negros venía
una mujer leal a Almagro llamada Malgarida. Quedaron para pasto de los cóndores
10 españoles, 170 caballos y cientos de indios auxiliares.
Después de la natural recuperación de energías, se dio la orden de
reiniciar la marcha hacia el valle de Copiapó, sin embargo le desertaron una
multitud de yanaconas que dejaron prácticamente sin sirvientes a los españoles.
Almagro endureció la mano e hizo quemar a varios indios culpables de haber
matado españoles.
Durante su marcha a esa región, el Adelantado tuvo noticias de un barco, el
San Pedro que había recalado en la región, (Los Vilos) dirigido por Ruy Díaz y
que venía lleno de ropas, armas y víveres para la expedición.
El territorio que el Adelantado esperaba encontrar lleno de riquezas no
cumplía ni sus más mínimas expectativas, esto le causó una gran desilusión, por
lo que decidió enviar una columna de 70 jinetes y 20 infantes dirigida por
Gómez de Alvarado para que explorase el sur del territorio.
Cuando la columna
llegó al río Itata, tuvo lugar en Reynogüelén el primer enfrentamiento entre
los españoles y los mapuches, en la que la superioridad de las armas y la
sorpresa por los caballos permitió una fácil victoria española frente a indios
muy guerreros y que se asustaron al ver el hombre montado a caballo como un
solo ser. Esto no sería más que una mera escaramuza en la futura y larga Guerra
de Arauco que iniciaría Pedro de Valdivia.
Almagro al tener estas noticias, sopesó la situación y decidió no proseguir
hacia el sur. Sin oro y con tan belicosos naturales, Almagro sólo pensó en
regresar al Perú. Entre la alternativa de volver a atravesar la cordillera, o
dirigirse por el desierto, se decidió por la segunda opción. En un acto de
reconocimiento al sacrificio hecho por sus hombres en la expedición, y que no
fueron recompensados con el ilusorio oro de esta región, decidió perdonar las
deudas que sus soldados habían contraído con él, destruyendo todas las
escrituras que los comprometían.
El camino por el desierto de Atacama también difícil, la hostilidad de los
indígenas, sin contar con la escasez de agua y alimento, pero de cualquier
forma se le consideró mejor que la travesía por los Andes.
Salieron en grupos pequeños de no más de 10 hombres haciendo jornadas de 20
km cada día. Durante el día se refugiaban bajo la sombra de los tamarugos, en
la Pampa del Tamarugal y caminaban de noche.
Tal fue el estado físico en que llegó Almagro y sus seguidores que desde
entonces se les llamó los "rotos de Chile" a quienes vinieran de esas
tierras.
Solo se atrevería a
ir a conquistarlo Pedro de Valdivia, cuatro años más tarde.
CONQUISTA DE CHILE
La Conquista de
Chile es un periodo de la historia de Chile que comprende desde la llegada de
Pedro de Valdivia a Chile en 1541hasta la muerte de Martín García Óñez de
Loyola, durante la batalla de Curalaba en 1598.
La Expedición de Pedro de Valdivia
A pesar de haber acumulado una fortuna significativa por su participación
en el Perú, su espíritu intranquilo lo llevó a iniciar un viaje a Chile, para
dejar gloria y fama de sí. En abril de 1539, Pizarro le dio autorización como
su teniente de gobernador para pasar a conquistar Chile, pero eso no implicaba
ayuda monetaria, tenía que procurársela por su cuenta. Se asoció con el
comerciante Francisco Martínez Vegaso, con el capitán Alonso de Monroy y así
mismo debió celebrar contrato de compañía con Pedro Sánchez de la Hoz, antiguo
secretario de Pizarro, que venía de regreso de España con la autorización del
rey para explorar las tierras del sur del estrecho de Magallanes y el título de
gobernador de las tierras que allí descubriese.
Después de la fracasada expedición de Almagro, nadie quería ir a Chile,
considerada una tierra maldita que no ofrecía riquezas, sino sólo sufrimientos.
Consiguió solo once soldados para su hueste, más una mujer, Inés Suárez, y unos
mil indios auxiliares. A lo largo del camino se le unirían más expedicionarios,
como Francisco de Villagra y Francisco de Aguirre que junto a sus hombres
incrementaron las huestes de Valdivia.
Al contrario de Diego de Almagro, tomó la ruta por el desierto de Atacama.
Sánchez de la Hoz, que se había quedado en el Perú tratando de conseguir
refuerzos pactados, lo que no consiguió llenándose de deudas, llegó al
campamento de Valdivia por la noche y lo intentó asesinar para usurpar la
jefatura de la hueste.
Pero Valdivia se encontraba ausente, y a su regreso perdona a Sánchez de la
Hoz y destierra a tres de sus cómplices, obteniendo a cambio la renuncia de
este a todo derecho de expedición y conquista.
Al llegar al valle de Copiapó, toma solemne posesión en nombre del rey de
España de esta tierra y la nombra Nueva extremadura, en recuerdo a su tierra
natal. Renueva la marcha hacia el valle del Aconcagua, donde el cacique
Michimalonko intentó detenerlo sin éxito. El 12 de febrero de 1541, echó las
bases de la ciudad de Santiago del Nuevo Extremo a los pies del cerro Santa
Lucía (Huelén en mapudungún) y encerrada entre los brazos del Mapocho. Trazó la ciudad en forma de
damero, dentro de la isla fluvial dividen todo el terreno en manzanas, que se
partieron a la vez en cuatro solares que se asignaron a los primeros vecinos.
Al trazado y formación de la ciudad le siguió la creación del primer cabildo,
organismo que ordenaba la vida pública en aquel entonces, importando el sistema
jurídico e institucional español.
Comenzó a correr la voz de que los almagristas habían matado a Pizarro. De
ser cierta la noticia, los poderes de teniente gobernador de Valdivia quedaban
caducados. Podría entonces venir otra persona del Perú a tomar mando de la
naciente colonia y quedar en el olvido, entregándoles las encomiendas de indios
a advenedizos.
El cabildo consideró estos puntos resolvieron entregar a Valdivia el título
de Gobernador y Capitán General en nombre del rey, que este rechazó
inicialmente por motivos estratégicos de no quedar como traidor ante Pizarro
por si seguía vivo, pero ante la amenaza de entregárselo a alguien más, aceptó
el título, el 11 de junio de 1541, siendo entonces el primer Gobernador de
Chile.
Mapa de Santiago en
1552.
Valdivia organiza el primer reparto de
encomiendas de indios entre los vecinos de Santiago. A pesar de que Chile no
era rico en recursos minerales como el Perú, y no tenía una mano de obra
indígena tan eficaz, se destinaron estos indios a atender las faenas del campo,
a la construcción de casas y por sobre todo a los lavaderos de oro. Los
primeros tiempos fueron duros, especialmente después del ataque del cacique
Michimalonco, el 11 de septiembre de 1541, sobre la naciente ciudad,
reduciéndola a un montón de escombros a causa de los incendios. Los indígenas
aprovecharon la ocasión en que Valdivia y un grupo de conquistadores exploraban
fuera de la ciudad para atacar. Quienes defendieron la ciudad en su momento
dieron dura batalla y el resultado no fue peor gracias a la ayuda de Doña Inés
de Suárez quien decidió darles muerte a los caciques prisioneros y lanzar sus
cabezas a los atacantes sobre las empaladizas que rodeaban la ciudad.
Las hostilidades de los ataques se detuvieron, pero la ciudad casi
destruida cayó en la miseria por lo que, para poder salvar la conquista de
Chile, Valdivia mandó por auxilios al Perú a Alonso Monroy que sólo pudo
regresar con la ayuda encomendada a fines de 1543, casi tres años después de la
destrucción de la ciudad.
Valdivia Inició diversas obras de avance, entre las que se destaca la
fundación de otras ciudades, comenzando por La Serena (1544). Luego Valdivia
emprendió una campaña hacia el inexplorado sur, llegando a las márgenes del río
Bío-Bío, iniciando la guerra contra el pueblo Mapuche o Guerra de Arauco, la
que es relatada por Alonso de Ercilla en su obra La Araucana (1576).
Militarmente obtuvo importantes triunfos, como la batalla de Andalién y la
batalla de Penco (1550). Estas grandes victorias permitieron a Valdivia
establecer ciudades en territorios indígenas, como Concepción (1550), La
Imperial, Valdivia (1552), Villarrica (1552), y Los Confines (1553). Su
estrategia contra los mapuche se baso en la Fundación de Fuertes y Ciudades
La rebelión mapuche liderada por
Lautaro, hábil estratega militar, que siendo un jovencito caballerizo de
Valdivia había aprendido a usar las armas españolas, al huir posteriormente
enseñara a esto a su pueblo y desarrollara la Táctica de los Escuadrones, diseñada para cansar a los españoles
atacando los mapuche por grupos. En una trascendental batalla se acabó con la
vida de Valdivia en Tucapel en 1553.
Conflictos tras la muerte de Valdivia
Hurtado de Mendoza, Villagra y Quiroga según ilustración de Alonso de
Ovalle.
En el testamento de
Valdivia, que sólo se debía abrir a su muerte, nombraba gobernador de Chile en
primer lugar a Jerónimo de Alderete, en segundo aFrancisco de Aguirre y por
último a Francisco de Villagra. Alderete se encontraba en España negociando el
reconocimiento del cargo de Valdivia por el rey, Aguirre en la conquista de
Tucumán y Villagra en las ciudades del sur (Concepción, La Imperial y
Valdivia). Las ciudades del sur proclamaron entonces a Villagra como
gobernador. No pasó lo mismo en Santiago en donde no se respetó el testamento
de Valdivia y el Cabildo proclamó gobernador a Rodrigo de Quiroga.
Villagra intentó detener la rebelión indígena, que tenía como cabeza a
Lautaro, pero al enfrentarse en la batalla de Marigueñu (26 de febrero) sufrió
una terrible derrota, a consecuencia de la cual, resultó con la mitad de sus
soldados muertos y sufriendo el despoblamiento y la destrucción de Concepción.
Llegado Villagra a Santiago para arreglar su situación, se obligó a Quiroga
a dejar el mando. Pero el hijo de Aguirre le comunicó a su padre los
acontecimientos y su designación del segundo lugar en el testamento, por lo que
regresó a Chile y se entabló una pelea entre los dos capitanes, del que salió
mejor parado Villagra, producto que su rival tenía apoyo solo en el norte de la
gobernación (La Serena y Tucumán), mientras Villagra contaba con el apoyo de
los habitantes de las ciudades del sur, muchos de ellos habitando en Santiago
luego del despoblamiento de Concepción.
Para dirimir esta situación el Cabildo de Santiago somete la situación al
fallo arbitral de los dos letrados, Aguirre los rechazó al desconfiar de las
decisiones que se tomaran en Santiago.
Los letrados
viajaron a Valparaíso a dictar su falla, la sentencia llegó a Santiago el 3 de
octubre y fue leída en la plaza de armas la mañana siguiente. En ella se
disponía que Villagrá partiese inmediatamente a socorrer las ciudades de la
Imperial y Valdivia y que si en el plazo de siete meses no llegaba de la
Audiencia el nombre del nuevo mandatarío se reconociese a Villagra como
Gobernador.
La guerra de Arauco seguía su rumbo, y Lautaro vuelve a vencer a los
españoles en Angol y en la refundada Concepción. Villagra cumpliendo el fallo
de los letrados marcha al sur, y logra introducirse con sus hombres por
sorpresa en el campamento mapuche, matando a Lautaro y venciendo a los
araucanos en la Batalla de Mataquito (1 de abril de 1557).
Cuando se cumplieron los siete meses que los letrados habían dado como
plazo a la Audiencia, Villagra vuelve a Santiago donde es nombrado Gobernador,
una vez con el título decide viajar a La Serena a hacer valer su título frente
a Aguirre, pero este al enterarse que Villagra viene en camino viaja a Copiapó
para evitarlo. En Copiapó Aguirre recibe noticias desde el norte, había llegado
un nuevo virrey al Perú y se había nombrado un nuevo Gobernador para Chile; se
trataba de García Hurtado de Mendoza.
En 1563, volverá como Gobernador Francisco de Villagra, luego le sucedieron,
Pedro de Villagra (1563-1565), Rodrigo de Quiroga (1565-1567 y 1575-1580), la
Real Audiencia de Concepción y su presidente, Melchor Bravo de Saravia
(1567-1575), Martín Ruiz de Gamboa (1580-1583), Alonso de Sotomayor (1583-1592)
y, por último, Martín García Óñez de Loyola (1592-1598), se avocaron,
fundamentalmente, a tratar de finiquitar el conflicto de Arauco, pero la suerte
les fue esquiva. Debieron enfrentarse a continuas rebeliones mapuche dirigidas
por valerosos toquis como Caupolicán y Galvarino.
Desastre de Curalaba
De hecho, a finales del siglo XVI resurgió la resistencia indígena,
dirigida por los toqui Pelantaro y Anganamón, en lo que se conoce como desastre
de Curalaba (23 de diciembre de 1598), donde murió el gobernador Martín García
Óñez de Loyola y toda su gente. Además, las siete ciudades construidas al sur
del Biobío –Santa Cruz, Angol, Concepción, La Imperial, Villarrica, Valdivia y
Osorno– fueron arrasadas, murieron más de mil soldados y fueron capturados 400
mujeres y niños españoles y mestizos.
Los mapuches
iniciaron entonces un levantamiento general que terminó finalmente con todas
las ciudades al sur del río Biobío, excepto Concepción (vuelta a recuperar). De ahora en adelante
los españoles paralizaron la expansión por el territorio de la misma manera que
se realizó a lo largo del siglo XVI; y dividiría los territorios españoles en
Chile, al tener su territorio norte (la Capitanía General de Chile) como
frontera sur el río Biobío, y su territorio sur (Chiloé) como frontera norte el
canal de Chacao (exceptuando la posterior recuperación del territorio y ciudad
de Valdivia en 1645, y la recuperación a fines de la colonia de los territorios
al sur de esta ciudad, como la ciudad de Osorno). Se perdian todos los lavaderos de oro de los españoles, pues se encontraban en territorio mapuche.
Este desastre y el término del gobierno de García Oñez de Loyola son los
hechos que marcan el fin de la Conquista. Curalaba también constituía el mayor
revés para los españoles en tierra americana, ya que el terreno perdido no
volvería a recuperarse, efectivamente, en los doscientos años siguientes. Es el
fin del periodo conocido como “Conquista” y el comienzo de la Época Colonial en
Chile